sábado, 11 de abril de 2009

Quince años después

Hace quince años, un servidor se encontraba recién salido de parbulitos. Por aquel entonces mis preocupaciones eran mínimas: jugar en la plaza, alimentarme de huevos Kinder o prepararme para la larga vida de estudiante que me quedaba por delante; tarea fácil. Desde luego, la música ocupaba un plano completamente secundario en mi día a día (salvando las penosas canciones que nos hacían bailar en la guardería y que causaron un trauma cada vez más latente en mi persona del que prefiero no hablar..), así que, es normal que el hecho de que uno de los iconos de la música moderna se hubiera suicidado, me importara poco o nada. Sí señores, hablo de Kurt Cobain.

Quién me iba a decir aquel Abril de 1994 que este cantante suicida me abriría las puertas del rock, de par en par, años más tarde. No es que tenga una estatuilla de San Kurt de Todos los Santos en la mesilla de noche, pero tengo que reconocer que gran parte de mi afición por la música se la debo a este yonki salido de las cloacas de Seattle. Por eso hoy, quince años y tres días después (las vacaciones perjudican seriamente la salud), quería rendir un homenaje en forma de post a este artista.

Hay quien dice que la música de Nirvana está sobrevalorada, que sus composiciones eran simples, que el mito ha dado paso a la leyenda y, lo cierto es que vende más la historia de un muerto mal contada, que la de un vivo drogainómano . Pero también dicen que la magia de sus canciones residía en su simpleza, que recordaban a las canciones que todos aprendimos cuando eramos niños y que, sin necesidad de escucharlas más de un par de veces, tu cerebro ya era capaz de recordar la melodía sin importar si quiera el contenido.
A mí , personalmente, me cautivó la gran energía que desprendían, las letras deprimentes para adolescentes deprimentes, la sensación de anarquía y ver el verdadero espíritu del Punk reflejado en los directos. Pero, sin duda, la incógnita de saber lo que se escondía detrás de la mirada perdida de Cobain era el mayor gancho de todos. Y es que, creo firmemente que gran parte de la última gran leyenda que el rock nos dejó, surge de ese gran magnetismo que Kurt desprendía y del que nadie, para bien o para mal, puede dudar al escuchar su música.

Sé que podría enrollarme mucho más, pero mi intención tan sólo era rendir un pequeño homenaje tardío a la muerte de este artista y, por ello, no me extenderé más de lo necesario. Así que sin más ni más:


R.I.P. (Aberdeen, 20 de febrero de 1967 - Seattle, 5 de abril 1994)

1 comentario:

  1. Si señor, buen post. Después de todo la música de Nirvana seguirá molándonos y satisfaciendo al adolescente que siempre llevaremos dentro...DEP.

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