Con esto, y debido a la enorme cantidad de fallecidos que hay en las grandes y superpobladas ciudades, algunas capitales europeas han tenido que prohibir el libre esparcimiento de cenizas humanas. Ríos como el Sena o el Támesis, parques o el propio océano recibían al año miles de "despedidas". Siendo sinceros, y pensándolo bien, no se trata de algo agradable para el resto de usuarios de esos espacios. Para muestra, una escena mítica:
Frente a esto, se plantean varias soluciones. Ya se comercializan urnas biodegradables, hechas en fibras naturales, o algunas fabricadas en sal para que se disuelvan en el agua. Sin embargo, lo que hoy os traigo lleva la idea un paso más allá. Se trata de BIOS:
Bios es una urna fabricada en pasta de celulosa, fibras de coco y turba compactada con un alojamiento para una semilla. La idea es sencilla: al enterrar la urna la semilla germina y comienza a crecer, alimentada por las cenizas del difunto, hasta convertirse en un hermoso árbol. Además, incluyen variedades de árboles grandes y centenarios, aunque pueden ser sustituídas por cualquier tipo de semilla.
Desde luego, a nivel personal, me parece una idea admirable, sencilla y eficaz. Una solución óptima para un problema que cada vez más ciudades tienen. Además, con los tiempos que corren..¿que mejor que cambiar los cementerios por bosques?
Así, esta poética idea del renacimiento vegetal de un ser querido, fruto de la mente pensante de un diseñador catalán en el 99 (Gerard Moliné), ganó en el 2002 el premio de diseño ADI FAD. Para 2005 se creó una nueva versión, que ganó los premios INDEX Award '05 y Expohogar 2005.
Actualmente BIOS se puede adquirir de mano de la empresa LIMBO.
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