El Último Superviviente

La televisión de hoy en día es una mierda. Bueno, la de hoy y la de ayer, y probablemente la de mañana también. Sé que es cuestión de gustos y no es que yo sea ningún teleadicto precisamente. No me gusta tragarme el fútbol los domingos, no me gustan los programas del corazón y no, tampoco me gusta ver a dos rinocerontes copulando después de comer, o lo que es peor, a Jordi Hurtado presentando Saber y Ganar (a veces me pregunto si serán ciertas las leyendas que le rodean..).

El caso es que a pesar de no disfrutar excesivamente con la tele, no son pocas las veces en las que me sorprendo a mí mismo engullido en el sofá mientras mi subconsciente cambia de canal sin aportar absolutamente nada de interés a mi vida. Supongo que a muchos esta situación os resulta familiar (¿o seré un bicho raro?), pero el caso es que hay un momento especial de la semana en el que me suele ocurrir: los sábados y domingos al mediodía. Estudios científicos intentan desmentir la relación entre mi pasividad en ese momento del día y el hecho de haber estado hasta las tantas de parranda la noche anterior, hasta el momento con escaso éxito.


Fue justamente en esta franja horaria, en uno de mis estados de letargo, cuando me encontré con un programa basado en un tipo que se lanzaba en paracaídas sobre un lugar inhóspito del planeta y trataba de sobrevivir con su kit básico de supervivencia: una cantimplora, un pedernal y un cuchillo. Sólo entonces me di cuenta de que me encontraba delante de "El Último Superviviente".

Para algunos, es el eslabón perdido entre los documentales de la 2 e Indiana Jones, para otros, "el guarro ese que se come to' lo que encuentra por el suelo", lo único que queda claro es que el protagonista, Bear Grylls, los tiene muy bien puestos haciendo lo que hace. Y no peco de inocente, sé de sobra -o al menos es bastante evidente- que a pesar de pasarse el programa entero buscando comida y un sitio para dormir en medio del Amazonas, al apagar las cámaras el equipo entero se va a celebrarlo al restaurante más cercano; pero en su defensa diré, que sólo por el hecho de tragarse una larva del tamaño de un habano delante de las cámaras, ya se merece el respeto de toda la humanidad , ¡cómo mínimo!



Pero no sólo de guarradas sobrevive el Hombre y por eso mismo, no deja de ser igualmente asombroso ver a este ex-marine de la Armada Británica descendiendo por una catarata a base de lianas, o construyéndose una pequeña barca a base de palillos para dientes, ¿o quizás eso lo he sacado de MacGyver? Lo mismo da. El caso es que el programa desprende bastante originalidad cómo para destacar un mínimo entre la parrilla televisiva de hoy en día.

Para los que no hayan oído hablar nunca de este superhéroe moderno, el programa lo podéis (o lo podíais) encontrar en el canal Cuatro, aunque es probable que lo hayan sustituido temporalmente por una serie dónde un montón de alemanes hacen volar un montón de Mercedes por los aires (¿?)...no me hagáis mucho caso, quizá sólo lo soñé durante mi último letargo vacacional. En cualquier caso, siempre podréis deleitaros con sus hazañas y ,sobre todo, con sus guarradas vía Youtube o similar...¡qué lo disfrutéis!