Estamos en época de regresos. Hace unos días fue Dylan con el adelanto de su disco, luego vino Cohen de estreno y, finalmente, el tercero en discordia: Neil Young. Saber que grandes mitos cómo estos siguen dándo guerra no dejan de ser buenas noticias, y más cuando vuelven en mejor forma que nunca.
Para la ocasión, el bueno de Neil olvida por un momento las guerras en el mundo y nos trae un disco basado en su preciado Lincoln Continental de 1959, un coche que él mismo lleva reparando años para poder transformarlo en un híbrido con el que llegar hasta Washington D.C.. Lo cierto es que no he podido centrarme mucho en las canciones y tan sólo he tenido la oportunidad de echarle una primera escucha pero la cosa pinta bien; ritmos de blues y rock a golpe de la famosa distorsión que le hizo ganarse el apodo de "padrino del Grunge". ¿La nota curiosa de todo esto? El vídeo de promoción que ha colgado en Internet...la verdad es que no tiene desperdicio:
Neil Young - Fork In The Road
Me hace gracia pensar que sea un abuelo con tanta iniciativa (algunos lo llamarán chocheo pero éste tío es un crack) y, haga lo que haga, seguiré pensando que tiene el triple de energía de la que muestra el 90% de los grupos actuales. Pero hoy no quiero extenderme más de la cuenta...me reservo mi tesis sobre Neil Young para más adelante.
Sin prisas...sin agobios.
" Estaba esperando a que alguien viniera...algún joven cantante de entre 18 y 22 años, para escribir estas canciones y levantarse...He esperado mucho tiempo. Después, decidí que tal vez la generación que tenía que hacerlo era de nuevo la generación de los 60... "
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